Es un postre ligero de delicado sabor, una pena taparlo con natas montadas.
500 gr de calabaza cocida o asada
6 huevos
225 gr de azúcar
200 ml de nata
200 ml de leche
Caramelo para el molde
Si tenemos la calabaza cruda, la forma más sencilla de cocerla es en el microondas. La hacemos trozos grandes y la colocamos en un plato y cubierta con papel film. La vamos poniendo de dos en dos minutos hasta que esté blanda. Una vez hecha, la pesamos con su jugo.
Caramelizamos un molde de 22 cm poniendo 5 ó 6 cucharadas de azúcar y un poco de zumo de limón, y lo ponemos al fuego hasta que esté dorado, moviendo sólo el molde, para que se extienda por toda la superficie, pero sin meter la cuchara.
Precalentamos el horno a 200º y colocamos la bandeja dentro con agua.
Trituramos la calabaza y añadimos los huevos, el azúcar, la leche y la nata. Batimos ligeramente todo junto y volcamos en el molde caramelizado.
Horneamos entre 35 y 45 minutos. Para comprobar si está hecho, pincharemos un cuchillo y cuando salga limpio, ya está.
Se sirve bien fresco, mejor sin acompañamiento.
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