Aprovechando la época de naranjas, es una maravilla tener siempre a punto algún bote de estas naranjas confitadas, que podemos utilizar en infinidad de dulces. Se pueden conservar por un tiempo en botes de cristal, pero si queremos guardar para todo el año, podemos envolverlas muy bien en papel film y congelarlas.
INGREDIENTES:
Dos naranjas
300gr de azúcar
150 ml de agua
1 cucharada de sal
Lavamos bien las naranjas, y las cortamos en rodajas finas.
Colocamos las rodajas en un cazo, cubiertas de agua fría, añadimos la sal y las ponemos al fuego. Cuando empiecen a hervir, las retiramos, y las lavamos sobre un escurridor con mucho cuidado para que no se rompan.
Volvemos a poner las rodajas de naranja en el cazo, esta vez con el azúcar, y los 150 ml de agua, y cocinamos tapado y a fuego suave, unos cuarenta minutos. Apartamos, y dejamos que se enfríe. Pasadas varias horas, o al día siguiente, volvemos a poner al fuego, esta vez sin tapar sólo hasta que el almíbar se haya reducido lo suficiente, sin llegar a hacerse caramelo. Cuando vuelva a enfriarse, sacamos las rodajas de naranja y las colocamos sobre una rejilla para que se sequen.
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