Sus botones florales, lejos de resultar peligrosos, son un excelente condimento aromático. Los capullos van apareciendo durante todo el verano y son recolectados a mano y seleccionados por su tamaño.
Las alcaparras pequeñas, esféricas y duras son las más perfumadas y también las más caras; las más baratas son las "capuchinas", bastante más grandes que las anteriores. Las de tamaño medio se clasifican en "superfinas", "finas" y "semifinas".
En el sur de España es muy común dejar que las alcaparras florezcan y cuando se caen los pétalos, queda en el centro el alcaparrón, que se recolecta antes de que se haga demasiado grande, ya que los de gran tamaño se vuelven duros y no resultan agradables para comer.
En la cocina mediterránea, las alcaparras se emplean en ensaladas, mayonesas y salsas frías. También combinan muy bien con carne a la brasa y con pescado.
Los alcaparrones se consumen encurtidos en salmuera con vinagre.
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